miércoles, enero 16, 2008

Parménides: Proemio

La pareja de yeguas que me lleva me ha transportado

Tan lejos como mi corazón deseaba, después de conducirme a lo largo

Del sagaz camino de la diosa, que conduce al que conoce

Incólume adondequiera que va. Allá fue adonde corrí, pues allá

Fui arrastrado por los inteligentes caballos que tiraban del carro,

Mientras unas doncellas me dirigían. los ejes despedían centellas en los cubos

Y rechinaban con un sonoro silbido (pues, una para cada lado,

Un par de gigantes ruedas los aceleraban),

Cuando las hijas de Helios acrecentaron la velocidad de mi marcha,

Olvidando la morada de la noche al dirigirse hacia la luz

Y quitándose los velos de la cabeza con las manos.

Allí se alzaban las puertas de los senderos de la Noche y del Día

Y en torno a ellas un dintel y un umbral de piedra.

La etérea puerta está cerrada con inmensas hojas batientes

Y las llaves de versátiles usos se encuentran en las manos

De Dike, la de los castigo múltiples. A ella, pues, fue

A quien las doncellas persuadieron con palabras cuidadosamente cariñosas

A que apresurara a quitar la barra con la clavija de la puerta.

Y cuando esta abrió las alas, la boca de las hojas se abrió en un gran bostezo.

Mientras que los montantes revestidos de bronce con sus ejes y pernos

Se balancearon en sus alvéolos. Y allá, dirigiéndose recetas

A través del pórtico, condujeron las doncellas caballos y carro

Por la trillada ruta de los carruajes. Y amablemente

Me recibió la diosa. Tomando mi diestra mano en las suyas,

Me enderezó estas palabras y habló así: “¡Oh joven, que vienes

A nuestra casa con tu escolta de inmortales conductores

Y estas bellas yeguas que te han traído, bienvenido, salud!

No es ninguna mala Moira quien te hace venir por esta vía

(Pues en rigor está alejada de los senderos frecuentados por los hombres),

Sino Temis y Dike. Y Ahora tienes que estudiar todas las cosas:

No solo el intrépido corazón de la Verdad bien redonda,

Sino también las opiniones de los mortales, en que no cabe verdadera confianza

3 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

Es verdad,ante la duda yo tampoco tendría "verdadera confianza" en la palabra de los hombres. Es un poco como decía Zappa "todo el mundo es imbécil hasta que demuestre lo contrario".
Me parece (igual,quíen soy yo para opinar?),que está muy bien escrito,y tu blog es muy interesante,volveré...
Ah,gracias por tu visita al mío.
Un abrazo

sarah.tous.ta dijo...

Curiosidad, lo de las mayúsculas fué un juego de escritura o mera casualidad?

Como sea, excelente táctica, o afortunado error.

Tales de Mixcoac dijo...

Antes que otra cosa, gracias por los comentarios, y disculpas por tardar tanto en responder.

Creo que cometí un error al no poner la fuente de la cual tomé el fragmento. Se trata de la traducción realizada al libro: "La teología de los primeros filósofos" de Jaeger, en una edición del fondo de cultura. Es el Proemio del poema escrito por Parménides.

Muchos Saludos.
Un Cordial abrazo